Milei desembarcó en Córdoba con su show libertario: insultos, traiciones y gladiadores del streaming

Javier Milei aterrizó en Córdoba para encabezar la Derecha Fest, un evento presentado abiertamente como “anti-zurdos”, que reunió a unas 2.000 personas dispuestas a pagar casi 40 mil pesos por cabeza para ver al presidente en modo rockstar libertario. La cita fue en el Hotel Quorum, blindado por un férreo control de accesos y repleto de merchandising nacionalista, como si fuera una feria ideológica con entradas VIP.

Durante el espectáculo, Milei volvió a su papel favorito: apuntar contra su propia vice, Victoria Villarruel, a quien sin titubear tildó de “bruta traidora”, confirmando que la interna libertaria ya es un reality grotesco a cielo abierto.

Entre los nombres del entorno que lo escoltaron en este “festival de la libertad” estaban el cordobés Agustín Laje, que ahora hace base en España y se autopercibe como “intelectual de derecha”; Nicolás Márquez, Diego Recalde, la pastora Evelin Barroso —financista del evento— y el tristemente célebre Gordo Dan, uno de los primeros libertarios en caer en desgracia… después de ser borrado sin piedad de las listas legislativas en Buenos Aires, pese a su devoción diaria por limpiar la imagen presidencial en redes.

En el escenario, Milei se fundió en un abrazo teatral con Laje y con el exiliado del poder, Gordo Dan, a quienes presentó como “colosos que no se asustan desde el streaming”. Gladiadores digitales, los llamó. Aunque no tuvo el coraje de explicar por qué dejó afuera al “gladiador” de verdad cuando se armaron las listas.

Para cerrar, tiró una arenga que sonó más a tribuna que a discurso presidencial: “Si quieren ganar, hay que meter goles, y para meter goles hay que meterse en la cancha”. Como si de un partido de potrero se tratara. Y agregó: “Nosotros no solo nos metimos en el barro, entendimos que hace falta organización, porque luchamos contra los que embarraron la cancha por 100 años”. Todo mientras su propio vestuario está en guerra interna y sus jugadores se pelean por la camiseta.

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