En plena campaña electoral, un escándalo sacude al Gobierno. Diego Spagnuolo, amigo personal y ex funcionario cercano a Javier Milei, acusó a Karina Milei de recibir retornos ilegales por hasta 800.000 dólares mensuales a través de contratos con laboratorios farmacéuticos. La denuncia, respaldada por audios que salieron a la luz, no provino de la oposición sino del propio círculo íntimo del Presidente.

La revelación reaviva las sospechas sobre el verdadero rol de la hermana presidencial como recaudadora paralela. Según distintas fuentes, Karina habría actuado como intermediaria en el caso Libra, en la presunta venta de candidaturas y en la exigencia de diezmos en el PAMI, esquemas que refuerzan la idea de su influencia directa en las finanzas políticas del oficialismo. La dependencia de Javier Milei hacia su hermana es conocida: él mismo ha admitido públicamente que ella le manejaba los números.

El impacto de los audios fue tan fuerte que logró, al menos por un momento, frenar la interna que desde hace meses enfrentaba a Karina con Santiago Caputo. En los pasillos de los medios circuló la versión de que allegados al estratega oficialista habrían presionado para evitar la publicación de la noticia, aunque sin éxito.

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