No hay antecedentes en nuestro país, y pocos en el mundo, de un salvataje financiero como el ocurrido en estos días y hay que remontarse a 1945 –Braden o Perón- para una intromisión tan pública de EEUU en el plano político-electoral. En la Casa Blanca lo que sería una reunión bilateral trocó a un unipersonal del presidente Trump. La “ayuda” quedó condicionada al resultado electoral. Ahora todos miran el 26 O.

El agotamiento del programa Milei-Caputo era ya inocultable, la devaluación que todos descontaban para después de las elecciones corría el riesgo de adelantarse. Si le agregamos que el oficialismo estaba a punto de tener una nueva derrota en el parlamento que condicionaría su política a futuro y que con el caso Espert caía definitivamente la pátina de moral que ostentaba el gobierno: cartón lleno. La debacle económica y política estaba al caer.
Doble salvataje al borde del naufragio
Los dólares se acababan y la presión cambiaria no cedía. Diputados aprobó en general la ley que limitaba los DNU. Sorpresivamente el Tesoro estadounidense intervino en la plaza cambiaria y la oposición colaboracionista logró modificar el artículo tercero de la ley de los DNU. El gobierno ganó tiempo en los dos casos.
Que algunos gobernadores y diputados se dieran vuelta como una media e introdujeran cambios en la ley que limitaba el uso de los DNU haciendo que volviera al senado y que se pateara para adelante, que de paso hicieran fracasar el reparto del impuesto a los combustibles a las provincias, no es de sorprender. Sí lo es el hecho de que una potencia extranjera maneje la política cambiaria y monetaria del país y que intervenga en política interna, tanto en lo electoral como decidiendo que alianzas necesita el gobierno para garantizar gobernabilidad después de octubre.
Puente al 26 O
El paquete de “ayuda” conocido días atrás (swap de 20.000 millones de dólares, préstamo contingente para emergencias, compra de bonos de deuda) era más que contundente en lo declarativo, sin embargo la sorpresa invadió los mercados cuando el Tesoro norteamericano intervino directamente en nuestra plaza cambiaria y oficializó el swap.
Así la venta de dólares del Tesoro estadounidense a través de varios bancos que operan en la plaza local buscó -más allá del artilugio de que el Tesoro compra pesos baratos para venderlos luego más caros- poner un freno a la volatilidad y al derrumbe de los mercados. Claro que al pasar beneficia a fondos y especuladores relacionados con el secretario Bessent. “El único que puede actuar con rapidez frente a una crisis de liquidez es el Tesoro” dijo el secretario y agregó estar dispuesto a intervenir cuantas veces fuera necesario. Lo volvió a hacer este miércoles.
Por ahora se trata de un puente para llegar sin sobresaltos a las elecciones de octubre. Puente que no resuelve la crisis de fondo, no anula el acuerdo vigente con el FMI, tampoco el swap resuelve la necesidad de acumular reservas, aunque podría usarse para pagar vencimientos del año próximo.
¿Qué rescate?
El rescate tiene como objetivos: evitar un descalabro cambiario, mejorar las posibilidades electorales del oficialismo, sostener el gobierno Milei, único aliado estratégico en la región, e impulsar la estrategia geopolítica del imperio de disminuir la presencia China en la región.
La política comercial y el swap con la República Popular no parece correrán riesgos pero el gobierno argentino se compromete a frenar cualquier nuevo intento de capitales chinos por ingresar en áreas consideradas estratégicas como la tecnológica, las comunicaciones, las de energía y minería. Áreas que quedarían reservadas para empresas estadounidenses.
No se trata de un rescate a la Argentina como país, Sino de un rescate del gobierno Trump al gobierno Milei, con el apoyo del Fondo para usar los derechos especiales de giro. Lo que dejaba planteada la pregunta: ¿Qué pasaría si los resultados electorales no son favorables al gobierno?
El presidente Trump resolvió la incógnita: “Si Milei no gana, no seremos generosos” “Si no ganan, no perderemos tiempo”. Los mercados que se habían tranquilizado se alteraron nuevamente. Bonos y acciones se desplomaron y el tipo de cambio y el Riesgo País volvieron a subir. La fragilidad es lo que manda, la incertidumbre se generalizó y se reabrieron las dudas sobre que pasará el día después de las elecciones.
De penal sin arquero a gol en contra
Nada salió según el plan. No hubo reunión bilateral, tampoco grandes anuncios (inversiones, el esperado acuerdo arancelario) (al menos hasta hoy miércoles). Sí hubo un show mediático montado por el presidente Trump, figura absoluta de la conferencia de prensa que, como un emperador mundial, terminó humillando a la delegación argentina colocándola en el papel de simple espectadora.
Por si algo faltara el FMI en su reciente informe “Perspectivas Económicas Mundiales” ha recalculado a la baja el crecimiento del PBI del país para este año: 4.4%, un punto menos que lo estimado en abril (de todas maneras es superior al 3.9% que estiman consultoras locales). La inflación alcanzara al 28% anual, 8 puntos más que lo pronosticado en abril. Mientras que el balance de la cuenta corriente será deficitario en 1.2%, tres veces más que lo calculado hace seis meses. Para el 2026 calcula 4% crecimiento PBI.
Si pierden nos vamos
El chantaje del presidente Trump a la ciudadanía argentina, en el sentido que se retirarían de toda negociación si las urnas arrojaran un mal resultado, dejó en claro que la futura estabilidad de los mercados está supeditada al resultado electoral, también a que el gobierno logre una relación de fuerzas suficiente para obtener sustentabilidad política luego de las elecciones legislativas.
La mutación inesperada de este viaje al sometimiento le da un sentido adicional a las elecciones de octubre. Ya no es solo una elección legislativa donde el oficialismo trata de lograr el tercio que blinde los futuros vetos e impida cualquier intento de juicio político. Tampoco el medio para reunir los apoyos suficientes para impulsar las reformas estructurales que le reclaman las clases dominantes. Si todavía tiene valor aquel acerto del Gral. Perón de que “La verdadera política es la política internacional”, la opción de socio sumiso y subordinado a la principal potencia mundial adoptada por el presidente Milei pone en juego en estas elecciones nuestro destino como país soberano.
Son elecciones legislativas pero decidiremos si vamos a una suerte de protectorado sui géneris o votamos pensando en la recuperación de soberanía y en nuestro destino como Nación.
Eduardo Lucita es integrante de EDI –Economistas de Izquierda-
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