Por Nahuel Lag
“El pueblo sufre, el pueblo está pasando por una situación difícil y a nosotros también nos toca en el campo, pero nos solidarizamos con ustedes. ¡Acérquense, pueblo, a recibir alimentos! ¡Arriba los que luchan, abajo la motosierra!”. Con un micrófono en una mano y en la otra una ramo de verduras frescas, Myriam Samudio, productora misionera, camina por Diagonal Norte rumbo a la Plaza de Mayo. Detrás de ella cientos de familias pequeñas y medianas productoras de todo el país, nucleadas en la Mesa Agroalimentaria Argentina, decidieron salir a la calle para decirle “basta” a las políticas agropecuarias del gobierno de Javier Milei y contar de Misiones a Mendoza, de Jujuy al cinturón hortícola o la pama húmeda bonaerense la situación del campo que produce alimentos. En la plaza los esperaban una larga fila de vecinos agradecidos de recibir 20.000 kilos de alimentos agroecológicos.
El camión repleto de jaulas de puerro, lechuga, banana, frutilla, rabanitos, hinojo, yerba y leche en polvo lideró el trayecto de la marcha desde el Obelisco hasta Plaza de Mayo, a donde llegaron las organizaciones de la Mesa Agroalimentaria Argentina —Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Tierra (UTT), el Movimiento Nacional Campesino Indígena – Somos Tierra (MNCI-ST), la Federación de Cooperativas Federadas (Fecofe) y Bases Federadas—. El “Alimentazo” denominaron a esta acción solidaria de protesta que recobró el espíritu de los “verdurazos” de la UTT durante el gobierno de Mauricio Macri. Ahora frente a las políticas de ajuste de Milei con costos en dólares, precios deprimidos por la falta de poder adquisitivo, políticas públicas de agricultura familiar arrasadas y paralización del INTA.
Liliana no es productora, pero está en la plaza apoyada en su changuito, haciendo fila bajo el sol: “Es una necesidad. Soy jubilada con la mínima y la estamos pasando muy mal, tenemos que recurrir a cualquier estrategia para poder comer y mejor si es comer sano. Hay maneras de producir sin lo químico, sin el negocio de los laboratorios. Milei ajustó a los productores, a los jubilados, a la población en general sacando a los poquitos que concentran la riqueza”.

Del otro lado del tetris de cajones de madera que se levantó en Plaza de Mayo, otra Liliana, Liliana Zuvia, productora de la UTT en el cordón florihortícola platense, arma bolsas de verdura y frutas, acomoda las jaulas y también convida ramos de flores. “Todo lo que estamos haciendo es por lo mal que estamos pasando en el campo, todos los insumos, el alquiler, no paran de subir, ya nos cuesta pensar en volver a producir. Pero hacemos un ‘alimentazo’ para apoyar a nuestro pueblo”, relata.
Con una lechuga en la mano, a Liliana le caen lágrimas y cuenta que los camiones les ofrecen solo 1.500 pesos por jaula de 12 a 14 kilos. “Estamos mal, pero vamos a seguir de pie porque sabemos que de lo que nosotros producimos come el pueblo argentino”, insiste. La situación productiva es crítica en todo el país desde el inicio del gobierno de Milei, cuando le megadevaluación duplicó el precio de los insumos y, pese al caballito de batalla de la contención de la inflación, los costos del gasoil y otros insumos atados al dólar no dejan de encarecer la producción.
La representación federal de los productores presentes en Plaza de Mayo lleva el relato al norte argentino. Marisol Troya, integrante del MNCI-ST Red Puna y Quebrada, relata la dificultad de conseguir precios justos para la comercialización: “Estamos todo el tiempo al límite, vendiendo nuestro alimentos casi al costo de producción”. Chacinados de llama, papa andina y quinoa son las producciones locales que ahora también deben competir con los alimentos frescos importados desde Bolivia.

“Tenemos la decisión de permanecer en el campo con dignidad y seguir produciendo, pero es una realidad cada vez más angustiante para cada pequeño productor”, sostiene Marisol y agrega el conflicto por las tierras codiciadas por el litio, a la sombre de un RIGI que no generó grandes inversiones pero sí el interés de las grandes empresas por la tierra y el agua. “Hay muchos proyectos de exploración que siguen arrinconándonos en los territorios en detrimento de las actividades preexistentes, la producción de alimentos”.
La apertura de las importaciones de los países vecinos también impacta en Formosa a los productores de banana. Emanuel Rigonatto, representante de la UTT-Formosa, explica cómo la producción local debe competir con el fruto que cruza la frontera desde Paraguay: “Ingresa banana paraguaya, donde tiene otros costos, otra logística, otra estructura con la que no podemos competir y destroza lo poco que queda de producción nacional. Sabemos que la Mesa Agroalimentaria es nuestra herramienta para alzar nuestra voz, decir que este no es el camino y que no puede ser que la variable de ajuste de los gobiernos neoliberales siempre seamos los productores y la gente trabajadora”.
También desde el norte, de El Dorado, Misiones, llegó Orlando Barbosa, productor yerbatero de la Cooperativa San Vicente – UTT. Orlando camina por la plaza con su sombrero de ala ancha, mascando coca y repartiendo la yerba agroecológica que cosecha a pesar de ser un sector golpeado desde el primer día del gobierno de La Libertad Avanza, con el DNU 70/2023 y la desregulación de las facultades del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM).

“La producción insignia de nuestra provincia, la que más mano de obra genera, sufrió una de las caídas más grandes de su valor. Exigimos al gobierno nacional que restituya la presidencia del INYM para que se pueda laudar precios, la desregulación nos dejó muy atrasada la cadena de valor. En 2023, con 5 kilos de yerba en planta comprábamos un litro de combustible, hoy necesitamos 22 kilos de yerba al precio abusivo que pagan las grandes empresas”.
En medio de la campaña electoral y entre sus viajes a Estados Unidos, Milei pasó por San Rafael, Mendoza. Ahí habló ante la cámara empresaria sobre el “milagro del Valle de Uco” como el modelo agropecuario con inversión privada y sin Estado que él impulsa. “La vid está en una crisis profunda porque hay un sobrestock. Las bodegas tienen para abastecer once meses de consumo de vino y está muy cerca la cosecha. Ya todos saben que el precio de la uva va a caer mucho más de lo que ha caído, por lo tanto, la vitivinicultura, incluido el milagro del Valle de Uco, va hacia una crisis muy profunda”, contrapone Diego Montón, coordinador nacional del MNCI-ST e integrante de la Unión de Trabajadores Rurales Sin Tierra (UST) de Mendoza.
Y agrega otros dos productos del valle milagroso que está en crisis. El ajo, por un lado, que tiene a Mendoza como máximo productor y a Brasil como máximo destino, corre riesgo de quedarse sin mercado por el destrato de Milei hacia el Mercosur y el impacto de los aranceles norteamericanos a China, el productor de ajo más grande del mundo, que volcará en el país vecino su producción, explica Montón. “El otro producto importante también en el Valle de Uco es el tomate y viene en una situación terrible de estancamiento de precio hace dos años. Por lo tanto, el milagro parece ser que tiene que ver con la ruina de los productores”, sentencia Montón.

El sol aprieta en la Plaza de Mayo, pero la fila se mantiene firme y ordenada a la espera de recibir alimentos sanos. “¿Cómo viene la fila? ¿Todo bien? Ya llegamos…ordenada, por favor”, pasa diciendo Guillermo Riquelme, integrante de la UTT-Olmos, con ropa de trabajo y gorrita de la organización. “Les voy hablando para que no se desorganice”, cuenta y reivindica la acción: “Esto lo tendría que hacer el Gobierno y lo estamos haciendo nosotros como una ayuda para todo el pueblo. La gente se va contenta, por lo menos, con un poquito de nuestra colaboración”.
Verónica es una de las que está alegre y consciente a la espera de su “verdura y fruta agroecológica, sin pesticidas, sin veneno”. Llegó desde Villa Caraza, en Lanús, y manifiesta su descreimiento a los índices de inflación y de pobreza, que ve día a día en su barrio. “No tenés acceso porque no te alcanza el dinero que ganás y lo que más se resiente es la alimentación”, replica y agradece “a los productores que promulgan una alimentación sana y soberana para todos”.
La Mesa Agroalimentaria representa a los productores de alimentos frescos de la agricultura familiar, campesina e indígena y también a los medianos productores cooperativos de la zona núcleo y de las economías regionales. Ricardo Garzia es cooperativista agropecuario en Gobernador Mansilla (Entre Ríos), secretario de Fecofe y presidente del Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Agricultura Familiar (Cipaf), uno de los sectores más atacados por el gobierno nacional en el INTA.

“Vinimos a dar testimonio de que hay situaciones de quebranto en distintos sectores productivos y distintos modelos cooperativos: los vitivinicultores no levantan la uva, no se levantan los zapallos, no se levantan naranjas y mandarinas. Hemos visto pudrirse plantaciones enteras de tomate bajo cubierta y a campo. En paralelo, vemos gente en la ciudad, en los cordones urbanos, que no está comiendo. No podemos vivir esto. Hay un estatus de crueldad en el gobierno nacional, en los legisladores y los gobernadores que defienden al gobierno nacional y hasta en cierto sector de la prensa”, denuncia Garzia.
Y propone levantar el espíritu cooperativo que fomentó la producción y el arraigo en todas las localidades rurales del país: “Milei ataca todo lo que sea cooperación, todo lo que esté por fuera del individualismo. Él cree que las personas se van a salvar solas por sí mismas, pero no va a haber una transformación en la Argentina, no va a haber de la mano del individualismo. Va a haber una transformación en la Argentina de la mano del cooperativismo y de la cooperación”.
En la plaza el alimento sigue pasando de mano en mano, de productor a consumidor. La charlas ocurren entre productores familiares y productores de granos de la pampa húmeda y la unidad también es con los trabajadores de la Asociación del Personal del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria y de ATE-INTA. Los delegados de esas dos organizaciones gremiales (que resistieron el desguace del principal organismo de política agropecuaria del país) se abrazan con los productores a la espera del próximo paso del Gobierno al que el Congreso le puso un freno en sus decretos para desmantelar la política pública para el sector, pero que aún no volvió a nombrar al Consejo Directivo del organismo, ese que, hasta ahora, nunca tuvo un lugar para la agricultura familiar.
El crisol de voces del “Alimentazo” llega a la zona núcleo, a los pequeños y medianos productores de soja y maíz que vieron en la última y efímera baja de retenciones a cero un negocio para las grandes empresas exportadoras. “Se sintieron parte de un choreo del que no fueron parte”, grafica Javier Paillole, integrante de Bases Federadas. Productor de cerdos en la localidad cordobesa de Camilo Aldao, Paillole marca que la importación de cerdo de Brasil y los costos actuales llevan a los pequeños productores a la extinción: “Estamos vendiendo a 2.000 pesos el kilo y tenemos un costo de producción de 2.300 pesos”. Y marca que la concentración es una realidad en el sector porcino y también en el de granos, con productores retirándose y alquilando su tierra a pools de siembra.

“Basta a la motosierra de Milei, basta a este modelo de hambre y concentración”, sentencia Nahuel Levaggi, en el medio de la plaza retomando las palabras de Samudio, y destaca la unidad de los sectores de la Mesa Agroalimentaria y los gremios presentes para exigir “medidas para el pueblo, un plan económico que priorice al pueblo antes que a los poderes concentrados. Obviamente este gobierno no lo va hacer, entonces, tenemos que fortalecer la lucha para resistir dos años más y poner todo el freno posible. La unidad es el camino con un objetivo claro y entendiendo que el enemigo es Milei”.
El camión que lideró la marcha comienza la desconcentración. Quedan unas pocas jaulas de verduras y frutas llenas, la fila sigue cargando changos, bolsas y brazos. Silvio vuelve para Once con la canasta repleta de verduras, yerba y frutas. Dice que lo sucedido “no tiene precio” pero no habla solo de la solidaridad sino de su experiencia de hablar cara a cara con los productores que le dieron en mano el alimento. “Es como ver a una banda en vivo, es como ver a los músicos, son los músicos del alimento”, celebra.
La entrada Los productores de alimentos ganaron la calle y repudian las políticas de Milei se publicó primero en Agencia de Noticias Tierra Viva.