Iniciativa Comunitaria y Necesidades Urgentes
Ruth Córdoba, vecina comprometida del barrio San Antonio, relató cómo, a partir de una reunión con la municipalidad y representantes de la policía local, surgió la necesidad de ir más allá de las palabras y tomar acción concreta frente a los múltiples problemas que afectan a la zona. La inseguridad, la falta de luminarias, la proliferación de microbasurales y el abandono de los espacios públicos son solo algunos de los conflictos que viven a diario los vecinos y vecinas del sector.
Fue en ese contexto que Ruth y otros vecinos decidieron que ya no podían quedarse en reuniones sin consecuencias. “Nos dijeron: si ustedes quieren soluciones, presenten un proyecto”, contó. Y eso hicieron. Decidieron organizarse, juntar las voces del barrio y redactar un proyecto formal que no solo visibilice las necesidades del sector, sino que sirva como puntapié para una transformación real.
San Antonio —junto con una parte del barrio Santa Rosa, particularmente la zona de la calle 3 de Febrero— tiene una población infantil altísima, además de muchos adolescentes y adultos mayores. En pocas cuadras se concentra una gran cantidad de familias que viven rodeadas de problemas estructurales que afectan su calidad de vida. Uno de los temas más urgentes es la existencia de un microbasural que no solo ensucia y contamina, sino que se ha vuelto un lugar de peligro para los niños, que cruzan por ahí la vía del tren y se acercan por curiosidad a revolver bolsas.
“Los niños son niños”, dijo Ruth, “y si ven una bolsa, la abren, y eso no puede seguir pasando”. Por eso, empezaron por ahí. Gracias al impulso de los vecinos y con colaboración de la municipalidad, ese terreno fue limpiado y aplanado. También se sumaron otras personas, como una vecina que tiene un merendero en el que alimenta a 53 niños y también asiste a personas mayores. Lo hace con lo que puede, de corazón. Ese merendero, ubicado cerca del área recuperada, se convirtió en otro punto clave de la propuesta: hacer de ese sector un espacio digno, limpio y útil para todos.
Pero el proyecto no termina ahí. Ruth contó que los vecinos sueñan con instalar ferias comunitarias en ese espacio, para que los emprendedores y cocineros del barrio —que muchas veces deben vender en otras zonas o depender de espacios como la costanera o plazas centrales— puedan tener su lugar también. “No queremos que todo esté siempre concentrado en el mismo lugar”, expresó. “Acá también hay gente que trabaja, que produce, que quiere salir adelante.”
El proyecto fue presentado por Ruth Córdoba y otros vecinos en el Concejo Deliberante y, según relató, fue aprobado por unanimidad. Ese día, también entregaron una nota firmada por numerosos vecinos que se oponen al basural regional, mostrando una vez más que el barrio está activo, atento y comprometido con el cuidado del ambiente y la salud pública.
Ruth recalcó la importancia de perder el miedo. “Tenemos que dejar de pensar que no podemos hacer nada. El político, el concejal, el funcionario, también vive en esta ciudad. Todos queremos lo mejor. Entonces hay que agarrar el lápiz, escribir y empezar a hacer, entre todos, entre todos los barrios.”
La propuesta, impulsada por más de 60 familias, representa una verdadera muestra de participación ciudadana. Incluso quienes no pudieron estar en las reuniones se sumaron desde sus casas, apoyando la causa, ayudando a limpiar, a colaborar, a soñar con un barrio mejor. Personas de otros barrios también se acercaron a ayudar, como un vecino de Los Altos que donó camionadas de arena para levantar el terreno recuperado. “Esto nos demuestra que cuando nos unimos, se puede”, dijo Ruth.
Y así, con cada pequeño gesto, con cada nota entregada, con cada firma y cada bolsa de basura levantada, el barrio avanza. Porque como bien dijo Ruth :
“Se demorará lo que se demore, pero el granito de arena lo vamos a seguir poniendo.”
