Cruz del Eje, octubre de 2025
La caradurez política parece no tener límites en Cruz del Eje. El intendente Renato Raschetti, lejos de asumir las responsabilidades de su gestión iniciada en 2023, intenta ahora justificar un nuevo endeudamiento millonario apelando a viejas excusas, el cierre de empresas como Zanella en 2019 y Cefas en 2017, que nada tienen que ver con la situación actual del municipio.
La reciente ordenanza elevada al Concejo Deliberante, firmada por el intendente Renato Raschetti y su secretario de Economía Nataniel Barrionuevo, busca autorizar un préstamo de $ 440.000.000 (cuatrocientos cuarenta millones de pesos) del Fondo Permanente para la Financiación de Proyectos y Programas de los Gobiernos Locales.
El destino real de ese dinero despierta sospechas, ya que lejos de impulsar la producción o la creación de empleo, el préstamo serviría una vez más para cubrir sueldos, financiar eventos y sostener una estructura municipal sobredimensionada y carente de transparencia.
Desde su llegada al poder en 2023, Raschetti ha demostrado una inclinación permanente por el gasto desmedido en publicidad oficial y eventos públicos sin sentido, mientras los servicios básicos de la ciudad se deterioran. El municipio destina millones de pesos a festivales, actos, viajes y viáticos, al mismo tiempo que multiplica los nombramientos de personal sin función clara, conocidos popularmente como ñoquis, contratados únicamente por afinidad política o amiguismo.
Los números no cierran y la gestión se hunde en su propio relato de crisis heredada, mientras la deuda municipal crece y los impuestos locales no paran de subir.
A pesar de los reclamos de la oposición y de los vecinos, no existen rendiciones públicas de gastos ni informes de ejecución presupuestaria. La negativa sistemática del Ejecutivo a brindar información constituye una violación directa de la Ley de Acceso a la Información Pública. En cualquier administración transparente, este solo hecho bastaría para que la Justicia interviniera e investigara la posible malversación de fondos y el uso indebido de recursos públicos.
Sin embargo, la inacción judicial y la complicidad política mantienen a Cruz del Eje en una peligrosa zona gris donde el poder se maneja sin control ni rendición.
Como si todo esto fuera poco, en los próximos días el intendente Raschetti prepara una fiesta popular con un presupuesto superior a los 100.000.000 (cien millones de pesos) equivalente a una cuarta parte del préstamo que pretende tomar. Mientras las calles se deterioran, los vecinos enfrentan subas impositivas y los programas sociales se desfinancian, el municipio sigue apostando al espectáculo y al despilfarro como política de gobierno.
El préstamo que impulsa Raschetti comprometerá las finanzas municipales hasta el año 2030, con cuotas mensuales que se descontarán de la coparticipación provincial. En otras palabras, serán los vecinos de Cruz del Eje quienes paguen durante los próximos cinco años el precio del desmanejo actual.
Resulta evidente que el intendente ha encontrado en el endeudamiento una vía rápida para financiar su propio modelo político, un esquema sostenido por propaganda, clientelismo y gasto público descontrolado.
A esto se suman fuertes sospechas de que parte de los recursos municipales y fondos del préstamo serían utilizados para financiar la campaña local de Juan Schiaretti y su estructura política, lo que agrava aún más el panorama institucional y ético de la gestión.
Cruz del Eje no necesita más préstamos ni excusas. Necesita gestión, transparencia y responsabilidad. El uso político de viejas tragedias industriales como las de Zanella o Cefas para justificar nuevas deudas es un insulto a la memoria de los trabajadores y a la inteligencia de los ciudadanos. La ciudad merece un gobierno que administre los recursos con seriedad, no una gestión que los dilapide en nombre de la crisis.




