Por Fabricio Di Giacomo*
El Golfo San Matías y la Península Valdés, en el norte de la patagonia argentina, conforman una de las áreas más biodiversas del Atlántico Sur. Sus aguas tranquilas y transparentes albergan ballenas, delfines, lobos marinos, aves migratorias, peces, algas, moluscos y muchas otras formas de vida marina. Por este motivo, la zona incluye cuatro áreas naturales protegidas y un parque nacional, mientras que la Península Valdés ha sido declarada Sitio de Patrimonio Mundial por la Unesco. Este territorio está habitado por comunidades costeras cuya forma de vida se basa en el turismo y la pesca artesanal.
Sin embargo, este equilibrio natural y social está bajo amenaza: corporaciones del sector energético, respaldadas por los gobiernos provincial y nacional, impulsan proyectos hidrocarburíferos —un oleoducto, un puerto petrolero y barcos de gas natural licuado (GNL)— que buscan instalarse sin considerar los impactos irreversibles que podrían causar, no solo a nivel regional, sino también global al contribuir a la crisis climática.
Entre los principales proyectos en marcha se encuentra Vaca Muerta Oil Sur, que implica la construcción de un oleoducto de más de 400 kilómetros para transportar crudo desde los yacimientos de Vaca Muerta en Añelo (Neuquén) hasta Punta Colorada en la costa del Golfo San Matías (Río Negro). Allí también se proyecta un puerto petrolero con monoboyas de amarre y tanques de almacenamiento. A esto se sumó otro proyecto contaminante, esta vez vinculado al GNL, que incluye la instalación de dos buques de gas natural licuado destinados a la exportación.

En paralelo, con la construcción del oleoducto, se despliega una red de comunicación para promover una visión del proyecto vinculada al “progreso, desarrollo, trabajo e inversión” como símbolos de un gran mejoramiento económico, mientras ocultan los riesgos reales que implican y vuelven invisibles las luchas de las comunidades que defienden sus territorios.
La campaña combina estrategias de desinformación con medios tradicionales y redes sociales, publicidad digital y construcción simbólica, donde convergen intereses corporativos, estatales y mediáticos. Entre los recursos emerge una estrategia conocida como pink slime journalism: redes de sitios que se presentan como medios locales, mientras difunden contenido político a través de estructuras automatizadas y de bajo costo.
La investigación de este fenómeno —realizada con el respaldo de Roots y Climate Action Against Disinformation (CAAD) para enfrentar la desinformación en el Sur Global— permite indicar que recientemente surgieron una docena de este tipo de medios con escaso tráfico orgánico e impulsados por contenido patrocinado en redes sociales. En el período investigado, entre junio 2024 y septiembre 2025, estos medios destinaron entre 3.500.000 y 4.200.000 de pesos en contenidos patrocinados para alcanzar a entre 10.600.000 y 12.500.000 de usuarios en redes sociales.
Todo esto lleva a preguntar: ¿Cómo operan las narrativas de desinformación que presentan el extractivismo hidrocarburífero como motor de desarrollo y progreso en la región del Golfo San Matías? ¿Qué intereses, actores y consecuencias socioambientales se esconden detrás de estos relatos?

El mensaje de YPF: nacionalismo energético y legitimidad corporativa
YPF comunica muy poco sobre el proyecto Vaca Muerta Oil Sur a través de sus canales oficiales. En cambio, su estrategia se centra en campañas institucionales de gran alcance que presentan a la empresa “al servicio de la nación”, líder en tecnología y en exportaciones de energía, un claro ejemplo de lo que comúnmente se denomina greenwashing (lavado verde).
Durante el primer semestre de 2025, la compañía destinó más de 53.000 millones de pesos a publicidad y propaganda —un aumento del 60 por ciento respecto al mismo período de 2024—, lo que revela la magnitud del esfuerzo por construir legitimidad y capital simbólico, al tiempo que se evita la exposición a los conflictos socioambientales generados por sus proyectos.
Estas campañas apelan a valores basados en la identidad: la energía como orgullo nacional, la independencia económica y el trabajo argentino. La narrativa de YPF no necesita hablar directamente sobre el proyecto Vaca Muerta Oil Sur; se presenta como su garante natural, reforzando la idea de que la explotación de fósiles es tanto un deber patriótico como una oportunidad de crecimiento. Al hacerlo, demuestra que retener información también es una forma poderosa de desinformación.

Esta omisión no es un vacío, sino una estrategia discursiva que moldea el sentido común. Al elegir qué se dice y qué se omite, la empresa produce un marco interpretativo en el que el extractivismo se vuelve sinónimo de desarrollo, mientras que las preocupaciones ambientales se reducen a un mero obstáculo técnico o burocrático. En otras palabras, no distorsiona los hechos de manera explícita; en cambio, construye una narrativa incompleta pero efectiva y socialmente aceptable.
Al mismo tiempo, YPF no actúa sola: su silencio funciona en sincronía con un aparato comunicacional más amplio. Medios regionales, portales digitales y cuentas en redes sociales —muchos de ellos respaldados por fondos publicitarios o afinidad política— reproducen y amplifican su narrativa, completando lo que la empresa no comunica directamente. En este circuito, el mensaje institucional de YPF se ve reforzado por campañas locales que traducen esta narrativa épica en promesas concretas.
Como resultado, la desinformación opera en dos niveles complementarios: la omisión corporativa y la amplificación mediática. El silencio estratégico de YPF abre espacio para que otros actores ocupen la arena comunicacional y legitimen el proyecto. La ausencia de información se convierte en una herramienta de legitimación, delegando la tarea de persuasión a un ecosistema dispuesto a sostener la misma narrativa: el extractivismo como destino, como mandato y, sobre todo, como fuente de orgullo argentino.

La campaña de legitimación en los medios regionales
Los principales medios regionales y sectoriales —Diario Río Negro, LMNeuquén, Más Energía, Vaca Muerta New y Econojournal, entre otros— actúan como voceros de la expansión de los proyectos hidrocarburíferos, funcionando efectivamente como extensiones informativas del consorcio Vaca Muerta Oil Sur. En sus sitios web y plataformas de redes sociales, el oleoducto y el puerto petrolero se presentan como las obras de infraestructura fósil más importantes de las últimas décadas, destacando tecnología de punta, creación de empleo y la “reactivación económica” de las zonas involucradas.
Estas narrativas mediáticas responden tanto a líneas editoriales alineadas con la industria petrolera como a financiamiento publicitario directo o indirecto. La convergencia de los mensajes —incluso entre medios con audiencias distintas— revela la existencia de una estrategia de comunicación coordinada que enmarca el proyecto como un asunto de interés nacional y posiciona la actividad hidrocarburífera como sinónimo de desarrollo.
La influencia de estos medios es significativa: la Encuesta de Consumos Informativos y Culturales del Alto Valle de Río Negro y Neuquén en 2025 muestra que en la región más de la mitad de la población (56 por ciento) obtiene su información de sitios de noticias online y un 40 por ciento de redes sociales, mientras que un 51 por ciento reconoce que la información consumida en redes influye en sus opiniones. En este contexto, la información difundida por medios locales y regionales, percibidos como fuentes “confiables”, tiene un impacto decisivo en la construcción de la opinión pública.

Nuevos medios, viejas narrativas
Basado en un análisis del ecosistema de información regional, se identificó un componente menos visible en la construcción de la narrativa dominante: la rápida aparición de nuevos medios digitales aparentemente orientados a reforzar y multiplicar el mismo discurso extractivista.
El enfoque se centró en publicaciones activas patrocinadas —campañas pagas que aseguran mayor cantidad de visualizaciones en redes— a través de un análisis temporal y comparativo utilizando como herramienta de análisis la biblioteca de anuncios de Meta —empresa que controla Instagram, Facebook y Whatsapp— con “Vaca Muerta Sur”, “Punta Colorada”, “Vaca Muerta Oil Sur” y “Golfo San Matías” como términos clave de búsqueda. El período seleccionado abarcó desde junio de 2024 a septiembre de 2025.
En una fase inicial se examinaron las narrativas oficiales y mediáticas relacionadas con Vaca Muerta Sur Oil, lo que permitió identificar la estructura general del mensaje dominante. A partir de ese mapeo inicial, el monitoreo de contenido patrocinado abrió un camino inesperado: comenzaron a emerger nuevos portales de información sin presencia previa en el ecosistema mediático regional. El análisis individual de cada publicidad reveló que estos sitios habían sido creados recientemente, en paralelo con el avance de los proyectos hidrocarburíferos.

La recopilación manual y sistemática de datos permitió comparaciones de indicadores, clasificación de medios y el trazado de conexiones entre actores. A pesar de ciertas limitaciones, como la falta de formación académica formal y la dificultad de acceder a datos financieros en línea, las herramientas de código abierto y la guía especializada apoyaron y profundizaron el proceso investigativo.
Lo que quedó claro es que, entre 2024 y 2025, un número de sitios de noticias y páginas de Facebook recién creados han comenzado a poblar el ecosistema informativo de Río Negro. Todos ellos comparten rasgos estructurales similares: creación reciente, bajos niveles de interacción orgánica, muy pocos seguidores y un alto volumen de publicaciones patrocinadas.
Muchos de ellos tienen como objetivo promover proyectos extractivos, particularmente el proyecto Vaca Muerta Oil Sur. Aunque estas páginas tienen muy pocos seguidores, sus publicaciones patrocinadas alcanzan cifras significativas. Se han registrado millones de impresiones acumuladas, o sea, millones de ocasiones en que los anuncios aparecen en las pantallas de los usuarios (lo que no necesariamente implica “me gusta”, comentarios u otras interacciones).

Esto permite que un medio prácticamente desconocido logre un alcance masivo. No depende de su audiencia real, sino de la inversión financiera utilizada para amplificar sus mensajes. El gasto publicitario permite que narrativas sin un anclaje previo en la región se afiancen, desplazando el debate público genuino y silenciando las voces locales.
De este modo, un mensaje respaldado por una fuerte inversión, más que por la comunidad, llega a aparecer como la opinión mayoritaria, mientras que la ausencia de participación real queda oculta detrás de estas campañas de desinformación escenificadas, diseñadas deliberadamente para fabricar consenso y legitimidad social.

¿Una red (des)informativa al servicio del extractivismo?
Para realizar un análisis en profundidad se seleccionaron tres medios sitios de noticias de creación reciente: Tiempos Australes, Pulso Sur y Agarrá la Pala Río Negro. Fueron elegidos por su volumen sostenido de publicaciones y por el papel que desempeñan en la difusión y refuerzo de las narrativas hegemónicas. Debido a limitaciones de tiempo y recursos, la investigación se centró en estos tres casos, lo que permitió un análisis detallado de sus dinámicas comunicacionales. Sin embargo, se relevó la existencia de otros nueve medios con características similares (doce en total) que, aunque no fueron estudiados en profundidad, también contribuyen a la reproducción y mantenimiento de las mismas narrativas.
Los ejemplos que siguen buscan ilustrar una tendencia más amplia dentro del ecosistema mediático actual y permiten inferir la probable existencia de un número aún mayor de estos “medios de noticias”.
Entre junio de 2024 y septiembre de 2025 se registraron aproximadamente 200 publicaciones pagas en los doce medios digitales investigados. Estas cifras incluyen únicamente anuncios con inversión económica —excluyendo publicaciones orgánicas— y reflejan un gasto total estimado de entre 3.500.000 y 4.200.000 pesos argentinos. En conjunto, estos anuncios generaron entre 10.600.000 y 12.500.000 impresiones, lo que da una idea de la capacidad real de amplificación que estos medios alcanzan a través de la publicidad digital.

Los resultados muestran una tendencia sostenida: la rápida creación de medios digitales con un alcance real reducido, pero con un alto potencial de amplificación mediante anuncios pagos. Picos de actividad, coincidencias tonales y la repetición de frases comunes sugieren la existencia de una estrategia de difusión planificada. Esta operación se asemeja a lo que se conoce como pink slime: redes de sitios que se presentan como medios locales, mientras difunden contenido político a través de estructuras automatizadas y de bajo costo, como lo documentan investigaciones internacionales sobre este fenómeno.
Esta evidencia nos permite identificar una transformación silenciosa, pero significativa del ecosistema de comunicación en Río Negro. La multiplicación de emisores genera una ilusión de diversidad informativa y de consenso social en torno a los proyectos extractivos. Esto se alinea con mecanismos reconocidos de desinformación climática, en los cuales actores políticos y corporativos despliegan medios locales y narrativas supuestamente “neutrales” para ocultar impactos y normalizar la expansión fósil.
Lejos de las lógicas del periodismo tradicional, esta red de comunicación articula una narrativa homogénea que promueve la expansión de los hidrocarburos como un horizonte inevitable de progreso y bienestar colectivo. No se trata solo de información: se construyen emociones, expectativas y percepciones sobre el futuro de la provincia, alineadas con intereses políticos y corporativos.

Para las comunidades costeras que históricamente han protegido el mar y su forma de vida, este cambio de narrativa está lejos de ser inocuo: busca reescribir identidades, expectativas y legitimidad, erosionando la capacidad de la sociedad para cuestionar los daños presentes y futuros de la expansión fósil.
El patrón sostenido de creación de medios —con coincidencias discursivas, temporales y temáticas—, difícilmente puede atribuirse al azar. Todas las evidencias apuntan a la existencia de una operación de comunicación de desinformación a gran escala. Una red que, bajo la apariencia de pluralidad, parece empeñada en reorganizar las percepciones comunes del territorio, intentando convertir el avance extractivo feroz y destructivo en una nueva normalidad “aceptable”.

La respuesta de las comunidades del Golfo
Frente a este mecanismo hegemónico de desinformación, las comunidades organizadas están desarrollando campañas y construyendo contra-narrativas basadas en valores distintos: la vida marina, los paisajes costeros, la biodiversidad, el sentido de pertenencia y el disfrute colectivo. Estas narrativas refuerzan un sentido de identidad de larga data y, al mismo tiempo, visibilizan los riesgos extractivistas que han sido deliberadamente ocultados.
Sin embargo, esta lucha simbólica se desarrolla en un contexto profundamente desigual. Las comunidades operan con recursos materiales y comunicacionales limitados, mientras que, del otro lado, se encuentran corporaciones con presupuestos multimillonarios, equipos profesionales y vínculos directos con el Estado y los principales medios de comunicación.
En este panorama, las alianzas con ONG, colectivos socioambientales y otras organizaciones de apoyo han hecho posible crear y sostener campañas, brindar herramientas técnicas y ampliar su alcance. No obstante, la “batalla” comunicacional sigue siendo altamente asimétrica y exige un esfuerzo constante de las comunidades para asegurar un lugar en el discurso público.
Este trabajo constituye una etapa inicial dentro de un proceso de investigación en curso. Los datos recolectados y las correlaciones observadas permiten vislumbrar un escenario complejo, configurado por prácticas de desinformación que influyen directamente en la construcción del sentido común en torno al modelo extractivista. Profundizar esta línea de investigación implica continuar expandiendo este proceso, fortalecer la capacidad de la comunidad para identificar y desarticular estos mecanismos de comunicación, y construir herramientas comunes para contrarrestarlos.

*Fabricio Di Giacomo es integrante de la Multisectorial Golfo San Matías y de la Red de Comunidades Costeras.
**Este columna es una edición adaptada de la investigación del autor realizada con el respaldo de Roots (www.poweredbyroots.org) y Climate Action Against Disinformation (www.caad.info).
Accedé al informe original desde el siguiente link.
La entrada Miente, miente, que algo quedará: cuando el periodismo está al servicio de las petroleras se publicó primero en Agencia de Noticias Tierra Viva.

